La princesa fast food.
Erase una vez una chica que sin tener aún la mayoría de edad se dedicaba a saltarse las clases para irse con las amigas de compras y de pizzerias.
Lo curioso del caso era que la asignación semanal que sus padres la daban, muy difícil mente le podría alcanzar para cubrir su modo de vida.
Un día cualquiera de una de mis vidas pasadas me encontraba en casa de una novia que por aquel entonces tenía, y la princesa fast food estaba hablando con su amiga íntima que era la hermana de la antes mencionada novia mía.
Yo me encontraba haciendo unos arreglos, a mi aire, pero escuchaba los susurros y las risitas pícaras que tenían las dos.
Al poco rato la princesa fast food se marchó, con lo que le faltó tiempo a su supuesta mejor amiga para ir con el chisme a su hermana, osea, mi novia.
Al parecer la muchacha sacaba substanciosas cantidades de dinero trabajando en un salón de masajes para caballeros, en los que según creo lo que menos se hacían eran masajes convencionales.
Yo comenté que porqué no hacían nada al respecto...a lo que me respondieron que no eran nadie para meterse en la vida de los demás. Pensé que era una de tus mejores amigas, argumenté, pero mi novia ya me miró con mala cara, lo que signifícaba que me estaba metiendo donde no me llamaban. Lo cierto es que no comprendía bien como las personas pueden oír semejantes burradas y quedarse como si fuera otra anécdota más que les han contado hoy, pero en fin....hay tanto que no entendía por aquellos tiempos, que por un poco más supongo que tampoco iba a pasar nada....o ¿ si ?...
El hecho de saber aquello, me dejo aquél día muy extraño, de alguna forma, mi novia me decepcionó.
Los padres eran de clase media alta, la madre enfermera y el padre tenía una tienda de libros, pero él se pasaba mucho tiempo viajando en plan explórador aventurero.
Uno de esos casos en los que los padres se esconden en sus quehaceres y olvidan lo demás.
Un buen día me encontraba comprando unos materiales para mi trabajo cuando de repente y sin venir a cuento se me paró el coche en un semáforo.
Puse las luces de emergencia, por fortuna no era una hora de mucho tráfico, ¿ como puede ser ? si lo saqué del mecánico hará unos días.... pero entonces lo entendí, por que al mirar hacia mi izquierda vi la librería del padre de la princesa fast food.
El muy pillo del espíritu me había vuelto a tomar como instrumento para influir en los acontecimientos.
Que maravillosa sensación, la se ser consciente de que vas a cumplir las ordenes de alguien o algo abstracto, que no sabes muy bien ni como ni por qué, pero que aún así, acometes con gusto dicha tarea.
Lo que me fascinaba de esas misiones espirituales era el estado en el que entraba para llevarlas a cabo, de repente se hacía el silencio mas absoluto en mi cabeza y mi percepción se acrecentaba, me ponía en una posición de alerta máxima para lo que me pudiera encontrar.
Cuando abrí la puerta de la tienda, todo estaba en silencio, el local era grande, y había un suave olor a incienso, habían varias secciones de libros, enormes cantidades de minerales de todo tipo a la venta.
En el fondo se encontraba el mostrador y el padre de la princesa estaba hablando con un señor, en la pared habían infinidad de fotos los sitios en los que había estado, con gran variedad de tribus y nativos de donde quiera que halla estado.
También tenía a la venta mucha de la artesanía que se traía en sus viajes.
Se le veía totalmente totalmente absorto contando sus hazañas, vanagloriandose de sus muchas experiencias vividas.
Al poco se marcho el único cliente que había en aquel momento y nos quedamos solos. De repente un escalofrío me recorrió el cuerpo entero, era sabedor de que tenía que medir mi actuación.
El haber estado hablando de sus viajes con el señor que se acababa de marchar le había dejado un estado de excitación el cual quiso continuar conmigo, apenas me echó la vista encima me dijo: Tú no has viajado mucho,¿ estoy en lo cierto ? del todo, le dije, aún no tengo esas inquietudes, continué diciéndole...
Y aquél hombre empezó su discurso acerca de la importancia de ver el mundo para nuestro desarrollo personal.
Al tiempo que él hablaba, entendía en mi silencio mental la historia de éstas personas que se refugian en sus mundos y descuidan su realidad inmediata...
Apenas cuando tuve ocasión, y con exquisita educación le comenté que eso de viajar y ver mundo estaba muy bien, y es más que recomendable, pero que en ningún caso podía descuidar lo que se tenía en casa.
Rápidamente cambió el semblante, y preguntó, ¿ quién eres ?
a lo que respondí que el mensajero no era importante...que lo verdaderamente importante era lo que estaba sucediendo con su hija.
Le conté el asunto y para mi sorpresa el hombre se puso a llorar, argumentando que él siempre intentó ser buen padre pero que de alguna manera se le quedaba grande ése papel y se evadía con su gran pasión que eran los viajes.
Realmente podía sentir la vergüenza y el dolor que le causó lo que le conté.
Mientras me acompañaba a la puerta se deshacía en agradecimientos, y rogándole que actuara dejándome en el anonimato, me despedí de él.
Cuando me recuperé de aquél encuentro, sentí una dicha sin fin.
Mientras me dirigía a mi auto, iba llorando, necesitaba canalizar todas las emociones de las que había sido partícipe, al tiempo que profesaba infinita gratitud servir de puente para hacer lo correcto.
Tal y como imaginaba, mi coche arrancó sin problemas...y claro, como podrán suponer, experimentar ese tipo de sucesos te deja en una dimensión de pensamiento, un poco particular.
A los dos meses más o menos, me enteré de que el padre de la princesa, le montó una tienda parecida a la suya, ya que la chica no quería seguir estudiando, y en un tiempo más, ella encontró un chico majísimo del cual tuvo un hijo.
Por mucho que intente explicar los sentimientos que me provocan el tener línea ADSL con las fuerzas del universo, siempre me quedaré corto.
Pero están ahí, sin duda, para aquel que quiera, y tenga el valor suficiente para enfrentarse con lo desconocido.