Pasamos media vida enfermando, y la otra media intentando curarnos.
Hay ciertos refranes populares, a los que merece la pena tenerles en cuenta, como por ejemplo:
Hay que desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo.
Pues parece que el 95 por ciento laaaargo, nos pasamos éstas premisas por.....el forro del no quererse uno.
Curiosamente lo hacemos al revés, desayunamos apenas un café con poco más, almorzamos una tostadita ridícula y en la hora de la comida nos entripamos dos o tres platos y postre, y en la cena nos sentamos frente a la televisión y ñampa zampa....
¿ Resultado ? con el estómago repleto de la comida y la cena, nos vamos a la cama, aunque sea varias horas después y el resultado es, que no descansamos bien, porque el estómago sigue trabajando y por éste motivo nos levantamos cansados y con el aliento pesado.
También es el motivo por el cual no tenemos ni pizca de hambre en la mañana.
Si a todo ésto le añadimos que normalmente no prestamos atención a la combinación de los alimentos.... el resultado es penoso, es un constante esfuerzo excesivo al que sometemos nuestro aparato digestivo, dando lugar a una fiebre continua en la zona del bajo vientre.
Desde el punto de vista físico, diré que no existe un solo enfermo que no tenga alterado el proceso de su digestión, dando lugar a cualquier tipo de patología.
Y desde el punto de vista espiritual, se dilapida un inmenso y valioso caudal de energía vital, el cual nos es necesario para poder subir a otros niveles de consciencia y dejar atrás el mundo de las ilusiones materiales, que es el que nos tiene presos y el que nos aporta la mayor parte del sufrimiento.
La digestión es algo que hay que tener muy, muy, muy gravado a fuego en el córtex cerebral.
Cuando consigamos entender lo de cenar como un mendigo, automática mente comenzaremos a descansar por las noches cómo nunca nos habríamos imaginado.
Después observaremos que por las mañanas nos asediará un apetito canino, y, entonces será cuando empezaremos a darle la vuelta a la rueda de la vida.
Las enfermedades se curan solas, tan solo hay que tener el amor suficiente por nuestro cuerpo para querer escucharle.
Fíjense que con éste sencillo gesto estarán adquiriendo un conocimiento libre de estúpidos y odiosos intereses económicos, ya que el 95 por ciento de los medicamentos son inútiles, a la vez que dañinos.
Amarse a sí mismo significa gozar de una libertad, que bien vale la pena buscar.
Al sistema médico actual solo le importa que sigamos ignorando el basto potencial de nuestro organismo, de ese modo pueden seguir manipulándonos a través del miedo, aunque realmente la culpa es nuestra por empeñarnos en no querer ver la gran maravilla de nuestra existencia.
No me mal interpreten....la tecnología médica es fabulosa, pero recuérdenlo la próxima vez que tengan que meterle un tubo con una cámara por la garganta o por el trasero.....probable mente ahí, se arrepentirán de no haber prestado atención a su digestión.
Con un sencillo libro sobre las combinaciones de los alimentos, empezaremos a adentrarnos en el fascinante mundo de nuestro poder interno.
Las enfermedades se curan solas, tan solo hay que tener el amor suficiente por nuestro cuerpo para querer escucharle.
Fíjense que con éste sencillo gesto estarán adquiriendo un conocimiento libre de estúpidos y odiosos intereses económicos, ya que el 95 por ciento de los medicamentos son inútiles, a la vez que dañinos.
Amarse a sí mismo significa gozar de una libertad, que bien vale la pena buscar.
Al sistema médico actual solo le importa que sigamos ignorando el basto potencial de nuestro organismo, de ese modo pueden seguir manipulándonos a través del miedo, aunque realmente la culpa es nuestra por empeñarnos en no querer ver la gran maravilla de nuestra existencia.
No me mal interpreten....la tecnología médica es fabulosa, pero recuérdenlo la próxima vez que tengan que meterle un tubo con una cámara por la garganta o por el trasero.....probable mente ahí, se arrepentirán de no haber prestado atención a su digestión.
Con un sencillo libro sobre las combinaciones de los alimentos, empezaremos a adentrarnos en el fascinante mundo de nuestro poder interno.
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